
Siempre lo es. Pero hoy, más que nunca, es el momento de darle
una oportunidad a la Boleta Única en formato papel. Es tiempo de su debut, que
descuento sería exitoso, en las elecciones nacionales 2021.
La Cámara Nacional Electoral, como ya lo ha hecho antes, pone nuevamente
sobre la mesa la posibilidad de contar con la Boleta Única papel para la
próxima competencia electoral.
El escenario de pandemia (o, con suerte, de pospandemia) y la necesidad
constitucional y democrática de llevar adelante elecciones libres, seguras y
transparentes, a la vez que
sanitariamente “viables” en estos posibles contextos epidemiológicos, ha
llevado a la CNE a tomar y recomendar ciertas medidas a la hora de pensar en la
organización y desarrollo del proceso electoral del año que viene
(Acordada 33/20)-
Si bien en ese documento no se menciona expresamente esta preocupación,
se sabe que la CNE está realizando consultas con especialistas y que todas las
fichas están puestas en la posibilidad de adoptar el mecanismo de Boleta Única
papel, aunque ello no depende directamente del organismo electoral, sino de la
voluntad y los acuerdos políticos a que puedan arribar los Poderes Ejecutivo y
Legislativo para sancionar una norma legal en ese sentido.
A la hora de sopesar pros y contras de su implementación, y de las
ventajas comparativas respecto de la BUElectrónica, esta cuestión - la sanción
de una ley que la establezca como mecanismo de votación para las elecciones
nacionales (renovación de ambas Cámaras)-, puede jugar a favor de la BU papel,
en tanto solo requeriría de la modificación de unos pocos artículos del Código
Electoral, que refieren a la oficialización de boletas. La BUE, mas allá de las
opiniones desfavorables que recoge desde diversos ámbitos y de las dificultades
que se vienen verificando en los procesos electorales en que se aplica,
implicaría una modificación sustancial del proceso, con aplicación de
tecnologías, desarrolladas por empresas ajenas al Estado, siendo este ítem el
mas resistido y el que mas cuestionamientos recibe por parte de los
especialistas en TICs, en derecho electoral y desde los partidos políticos. La
transparencia de la elección, su auditabilidad, su simpleza y el resguardo del
secreto del voto le dan otro punto a favor a la Boleta Única papel.
BUpapel 2 – BUE 0.
¿Podría mantenerse para 2021 el mecanismo de votación de la boleta
partidaria, tal como sucede hasta ahora, a nivel nacional?. Ciertamente. Pero
esta coyuntura de excepción, social, política, epidemiológica-sanitaria y
económica, en mi opinión, permite sostener que,
razonable e indefectiblemente debería comenzar a pensarse, con la debida
anticipación, en la adopción de la Boleta Única en formato papel.
Todos aquellos males, inconvenientes o cualidades negativas que
históricamente se le endilgaron a la boleta partidaria, se actualizan en este
nuevo escenario dominado por la prevalencia y persistencia de la pandemia, que
repercute necesariamente en el proceso electoral en ciernes. Y esa repercusión
condiciona dos aspectos centrales de este, o de cualquier otro, proceso electoral. Por un lado, el más “sensible”, el aspecto humano. Por el
otro, la no menos importante cuestión económica. Y cuando refiero a la cuestión
económica no lo hago desde la visión simplista de “cuanto cuesta la
política”, “cuanto nos cuesta a los
argentinos la democracia” o razonamientos por el estilo. La democracia cuesta
lo que tiene que costar. Fin de la discusión.
Decía irónicamente Clemenceau que
“Gobernar dentro de un régimen democrático sería mucho más fácil si no hubiera
que ganar constantemente elecciones.” Pero las elecciones son el medio por el cual el pueblo soberano
elige a quienes gobiernan. Son, pues, la esencia misma de la
democracia. Y sin hombres y mujeres que elijan o sean elegidos/as por las
mayorías, la democracia no existiría.
Con esta idea, tenemos que entender que, como comunidad organizada,
regida por la Constitución y las leyes, debemos obediencia a ellas, y aun más
en esta nueva realidad que nos toca en suerte. La Constitución conserva toda su
fuerza obligatoria, y es ella la que ordena realizar las elecciones. Toca a
quienes gobiernan definir el cómo.
Los gobernantes tienen, entonces, dos enormes
responsabilidades: garantizar plenamente los derechos políticos electorales de
toda la ciudadanía a través de elecciones transparentes y seguras que legitimen
la voluntad popular, y velar por la salud de aquel por el cual esas elecciones
adquieren sentido y trascendencia: el pueblo. La preservación de la salud
pública adquiere, en esta oportunidad, una relevancia mayúscula
Los procesos electorales y sus instancias previas implican la afectación
de miles de ciudadanos a la realización de tareas propias de organización y
desarrollo de aquellos (funcionarios, empleados de organismos electorales,
representantes de partidos, autoridades de mesa, fiscales, fuerzas de seguridad)
y la participación, además, el día de los
comicios, de todos los electores. Luego de eso, además, todo el operativo de
despliegue logístico previo a los escrutinios, y los escrutinios mismos.
La escasez de recursos económicos obliga, en esta particular situación,
a asignar estos, preferentemente, a protocolos dirigidos a la protección de la
salud de la población, sin que ello implique dejar de atender a las erogaciones
que demandan la organización y el desarrollo del proceso electoral. Deberán considerarse seriamente, entonces,
opciones que permitan llevar adelante elecciones seguras con recursos
limitados.
Y así, entre la boleta partidaria y la Boleta Única papel, la decisión es, creo yo, simple y fácil.
La complejidad que representa la boleta partidaria versus la simpleza de
la Boleta Única Papel
El costo económico de la boleta partidaria, que incluye la asignación de
millones de pesos a los partidos políticos, destinados a su impresión,
distribución, utilización en campaña, y en cantidades equivalentes a varios
padrones nacionales (aunque la DiNE solo entrega fondos
para 1,5 padrones por partido),
multiplicado por dos elecciones y cientos de listas versus los costos
reducidos de la Boleta Única Papel, con impresión y distribución a cargo del
propio Estado, custodiadas por el Estado y en cantidades acotadas a lo sumo al
equivalente a un padrón y poco más, en conjunto, para todos los partidos.
Según estimaciones de la CNE, el costo total de las elecciones 2021 supera los u$s 180 millones https://cnnespanol.cnn.com/2021/09/11/cuanto-cuestan-las-elecciones-primarias-en-argentina-orix/
Infobae (aquí) desagrega costos de impresión de boletas nacionales por categoría y por distrito para las P.A.S.O.. Santa Fe: para Diputados,+$127 millones, y para Senadores +$ 121 millones.
El costo para las Generales en Santa Fe supera los $ 82 millones solo en impresión de las boletas para Senadores nacionales
https://www.ellitoral.com/politica/impresion-boletas-partido-recibira-9-millones-pesos_0_wS2juvy6aR.html
Eso significa que cada voto (papeleta) santafesino para las categoría Senador Nacional costará algo mas de $30. A eso se agrega la de Diputados
Los varios cuerpos o categorías de boleta partidaria para cada partido
versus todos los candidatos de cada categoría electiva de todos los partidos en
una sola Boleta Única.
A esta “conveniencia económica” de la Boleta Única que va, no en
desmedro o perjuicio de la transparencia, seguridad y legitimidad del proceso
eleccionario, sino mas bien a favor de ellas, se le pueden sumar otras
bondades comparativas que, sin duda, pueden coadyuvar, en conjunto con otros protocolos, a reducir los riesgos sanitarios que
representan estas actividades, tanto previas a la elección, como contemporáneas
y posteriores a ellas.
La centralización de la impresión de Boletas Únicas reduce notoriamente
los ámbitos en que ello se lleva a cabo, con la consiguiente reducción de personas
abocadas a esa tarea, a su control, manipulación y distribución. Ello
simplifica las tareas de control sanitario de las personas, de sanitización/desinfección de
instalaciones, elementos de trabajo y de las propias boletas, y, de ser necesario, la trazabilidad de potenciales casos sospechosos y/o contagios
El “manoseo” de boletas
partidarias, y los riesgos de transmisión de la enfermedad,
especialmente en este caso puntual en que las recomendaciones básicas para
evitar contagios se centran en el lavado de manos, se reducen casi
absolutamente con la Boleta Única papel. Se evita la entrega domiciliaria o
callejera de boletas para la campaña. En las mesas de votación, las Boletas
Únicas les llegan a sus autoridades dentro de las urnas, con todas las medidas
de higiene aseguradas y son manipuladas solo por el presidente de mesa y por
cada elector. Las boletas partidarias son llevadas a cada mesa por los fiscales
de partidos, y una vez en el cuarto oscuro pueden ser manipuladas por muchos
electores.
Claro que también puede ser mejorada, a efectos de hacerla aun menos costosa y de corregir el defecto que aun algunos le atribuyen: la personalización y/o "farandulización" de las elecciones/candidaturas en detrimento de las estructuras partidarias: famosos que van como gancho, con foto, en listas que nadie conoce. Convengamos que intentar conocer la lista completa en el mismo momento de votar no habla muy bien del votante y que achacarle a un papel la suma de todos los males de la política es ingenuo.
Aunque me parece una crítica equivocada, podemos darle cierto crédito. Pero las caras "conocidas" comenzaron mucho antes de la Boleta Única y se asocian a la boleta partidaria (Ortega, Reutemann, Espinola, Mc Allister, Scioli, y tantos más). Las fotos de famosos (o no), también. El descrédito y los "desarmes" partidarios", también.
Se podría acordar por ej.: a) retirar las fotografías de la Boleta Única, y simplificar el diseño, y b) incluir las listas completas en el reverso (como la BU de residentes en el extranjero), o directamente quitarlas c) Eliminar datos ociosos (n° de partido)

3 tipos de Boleta Única papel (Australia, Alemania, Holanda)
¿Córdoba o Santa Fe?: A la hora de pensar diseños, algunos se deciden por el modelo cordobés (1 sola boleta, con todas las opciones partidarias y categorías) y otros por el santafesino (1 boleta con todas las opciones partidarias por cada categoría electiva).
Personalmente, me quedo con el modelo santafesino:
1. No afecta la gobernabilidad. Tampoco la de Córdoba. La gobernabilidad no puede ser afectada por un mecanismo de votación. La "gobernabilidad" es responsabilidad de los partidos políticos.
"En cuanto a un posible debilitamiento del sistema partidario, Pomares argumenta que “las boletas partidarias no aseguran partidos fuertes, de hecho hoy las tenemos y hay partidos débiles“.
El sistema de votación no sería un factor determinante en el sistema
partidario. Y añade: “El sistema de boletas partidarias que se usa en la
Argentina fue reemplazado en la gran mayoría de los países por boletas
únicas, y no por eso tienen partidos más débiles que los locales”. Un
ejemplo de esto es Chile, donde se vota con un sistema similar al
santafesino."(https://chequeado.com/el-explicador/la-boleta-unica-ventajas-y-desventajas/)
2. La BU santafesina respeta la libre elección del votante que puede decidir a quien vota en cada categoría. La cordobesa afecta esa libre elección al obligar a elegir conjuntamente, sin posibilidad de hacerlo separadamente, a Intendentes y Concejales (opinión personal: inconstitucional). Ni la boleta partidaria se animó a tanto.
3. La BU por categorías de Santa Fe impide incorporar la opción "Lista Completa", simplemente por que en cada BU solo existe una categoría de cada "Lista".
También podemos intentar "entender" de que se trata este "sistema de votación", si partimos de la base de diferenciar el sistema de votación del sistema de ELECCIÓN. Y para hacerlo, siempre es bueno informarse correctamente.
Tomemos esta nota de La Capital y veamos algunos interrogantes o pros/contras que menciona:
a- "... la boleta única, así como solucionó algunos problemas, generó otros, al menos la versión santafesina que alienta la fragmentación partidaria y la aparición de outsiders, a diferencia de la cordobesa". FALSO
La fragmentación partidaria es una característica de los últimos 30 o 40 años en la politica argentina, contra poco mas de 10 años de la Boleta Única.
La aparición de outsiders, casos Scioli, Palito Ortega, Reutemann, Espínola, Nacha Guevara, entre tantos otros, no se dió con boleta única, sino con boleta partidaria. Y en Cordoba, podemos mencionar, ya con boleta única, al periodista Tomas Mendez o al ex arbitro Baldassi
b- En Santa Fe se utilizan boletas separadas para cada uno de los cargos a elegir. Esto propende a una mayor personalización, al centrar los comicios en los candidatos y no en los partidos induciendo desde el propio sistema al voto cruzado. RELATIVO/VERDADERO
Las boletas "por categoría" otorgan mayor autonomía y libertad al votante, cuyas opciones son verdaderamente libres, sin condicionamientos y su voluntad se traduce fielmente en el voto. En cambio, la boleta cordobesa, como manifestación del sistema "de elección", en el caso de elección de Intendente, practicamente "obliga" al elector a votar una lista de Concejales del mismo signo, coartando la libertad del elector.
Si la boleta santafesina "induce" el voto cruzado (no entiendo por qué eso estaría mal), la cordobesa "determina" y obliga al elector a votar dos categorías conjuntamente sin posibilidad de "cortar boleta"
Tampoco se entiende cual es la "ventaja", o la "dificultad" de que exista o no el "corte de boleta".
c- “Las boletas que se usan en Santa Fe y Córdoba generan resultados muy distintos. Cuando los candidatos para cargos ejecutivos y legislativos se ven juntos, como en la lista sábana partidaria o la boleta única usada en Córdoba, es altamente improbable que se los separe con el voto. Cuando aparecen separados, como en la boleta única de Santa Fe, la probabilidad de que el voto los separe aumenta”, señalan los politólogos Marcelo Leiras y Ernesto Calvo...". VERDADERO
Verdadero. Y evidente. Casi una verdad de perogrullo. Y no veo cual es el inconveniente.
En definitiva, los problemas que le achacan al "mecanismo" de votación son problemas del sistema electoral, o debilidades de los partidos que no deben, ni pueden, ser solucionados por la papeleta.
La papeleta, el voto "físico" - sea la boleta partidaria, la boleta única, o incluso, el voto electrónico- es un "instrumento" al servicio del elector, no de los partidos.
d- "Promueve la candidatura de famosos, que es un problema de la política por no dar respuestas, pero que la boleta única alienta. Y también genera un problema de gobernabilidad. Un Ejecutivo tiene que tener sus leyes para poder gobernar. Perotti sacó el 42% de los votos y solo tiene siete diputados porque la boleta única induce a la fragmentación del voto. El sistema electoral tiene que favorecer la gobernabilidad”, advierte el filósofo y profesor de la UNR Juan Giani." FALSO
Sobre "producción legislativa", El Litoral del 11/1/23 El problema no es la Boleta Única, es el sistema electoral que otorga 28 diputados al partido que resulte ganador, aunque sea por 1 voto.
Y la gobernabilidad es fruto de consensos, no del uso de un determinado modelo de "voto"
Podemos
seguir enumerando beneficios (o contras) de la implementación de la Boleta Única papel,
pero lo dicho basta para mostrar y demostrar que la considerable reducción de
costos que supone este sistema o mecanismo en relación con la boleta
partidaria, como dije antes, no va nunca en detrimento de la calidad
institucional, ni de la transparencia e integridad de las elecciones, sino a
favor de ellas y de una mejor y mas eficiente asignación
de los recursos del Estado (todos nosotros) y del necesario redireccionamiento y aplicación de ese ahorro
(que en definitiva no lo será, dicho esto para aquello que piensan en que hay
que retacear recursos) a otras acciones, protocolos y medidas de seguridad,
sanitarias y epidemiológicas, que refuercen y aseguren lo hecho hasta ahora, para
garantizar aquellos dos objetivos iniciales: la salud pública y la realización de
elecciones democráticas, transparentes, integras y seguras.
Otra parte de los recursos debería ir, indefectiblemente, a publicitar eficientemente tanto el sistema de votación como el proceso comicial, y muy especialmente, a la capacitación permanente de electores como actores esenciales del proceso democrático electoral.